domingo, 18 de septiembre de 2011

CRISIS EN RESTON

CUANDO EL ÉBOLA  SE ESCAPÓ DE ÁFRICA, DEMOSTRÓ  QUE NO HAY REFUGIOS SEGUROS  CONTRA LAS ENFERMEDADES MORTALES. ¿EXISTE ALGUNA ESPERANZA  EN LA GUERRA CONTRA LOS ASESINOS MICROSCÓPICOS?
En Octubre de 1989, una bomba de efecto retardado inició su tictac en Reston, a 16 km de  Washington.
Apareció  en forma de cien monos entregados a la Unidad de Cuarentena  de Primates de Reston., un edificio  de una sola planta propiedad de Hazleton Research Products, especializada en la importación de animales para la investigación médica.
 Los monos  habían hecho un largo viaje. En su hogar, en las selvas tropicales de las Filipinas, fueron enjaulados y enviados por aire a Amsterdam. De Amsterdam  fueron remitidos al aeropuerto J.F.K. de Nueva York. En este aeropuerto, fueron trasladados a un camión y enviados a Reston.

                                               HEMORRAGIA MORTAL

 Al llegar a la unidad, dos de los monos estaban muertos. Esto no era anormal, algunos animales mueren por la fatiga del viaje. Sin embargo, los supervivientes pronto empezaron a parecer enfermos. El 1 de noviembre, otros 27 habían muerto desangrados.
 El director  de la unidad, Dan Dalgard, se inquietó. Los monos morían a razón de dos por día. Si se trataba de la fiebre hemorrágica de los simios (SHF), tenía un  problema . Aunque  no se transmite a los humanos, puede  diezmar colonias enteras de monos.
 El 2 de noviembre llegó otro envío de monos de Filipinas.
Dalgard tomó la precaución de alojar este envío en un lugar apartado varias habitaciones del lote infectado.
 El 13 de noviembre,  Dalgard  practicó la autopsia de una de las víctimas  y envió una muestra de bazo al Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Atlanta,  el instituto  de investigación más importante del mundo de virus mortales. Necesitaba  saber a qué  se estaba enfrentando.
 Cuatro días más tarde, en vista de que las muertes iban en aumento, Dalgard sacrificó todo el primer grupo de monos. Luego, el 25 de noviembre, el último  envío empezó a morirse.
  Además, dos  cuidadores  presentaron síntomas parecidos a la gripe.
 El 27 de noviembre , el CDC tenía una respuesta para Dalgard. Parecía  imposible, pero los monos estaban infectados con ebola.
Hasta entonces, esta enfermedad, que se creía que sólo se transmitía por contacto sanguíneo , había estado confinada en África, pero los monos procedían  de Filipinas, y el lote también estaba infectado con ebola. Y , aparentemente, también los cuidadores.

                                                 TRANSMISIÓN AÉREA

De pronto, la situación tomó un tinte catastrófico. Este nuevo brote del ebola se transmitía por el aire y podía diseminarse con un estornudo: como la gripe y el resfriado común.
El CDC actuó  rápidamente. Formó un equipo de defensa biológica con el Instituto de Investigaciones Médicas sobre Enfermedades Infecciosas del Ejército. Los cuidadores  enfermos  fueron aislados y el edificio de los monos fue sellado en medio del mayor secreto.

El equipo del ejército entró  en él. Su objetivo  era sacrificar, hacer la autopsia e incinerar todos los monos de su interior. Hicieron  todo esto con éxito., excepto un susto cuando un mono  escapó de su jaula: un mono hambriento puede dar un buen mordisco a través del traje  de protección más robusto. Encontraron el ebola en cada espécimen.
 Con el ebola suelto, el equipo del Ejército  selló todas las aberturas  al exterior. Restregaron  paredes, suelos y techos con lejía  y luego fumigaron todo el edificio con un gas desinfectante.

                                                    UNA CEPA INOCUA

Se pensó que Reston estaba a salvo. Pero el 12 de Enero de 1990 legaron más monos de Filipinas  con la enfermedad. Esta vez , cerraron el edificio y dejaron que el virus hiciese su trabajo. Todos los  monos  murieron y el edificio  fue declarado otra vez seguro.

 Mientras tanto, los cuidadores se recuperaron por completo. Su sistema  inmunitario había combatido  con éxito  la cepa Reston. El CDC averiguó  que, al  hacerse  transmisible  por el aire, el virus también se había hecho inocuo para el hombre.

 Como  probó el incidente de Reston, nuestra capacidad para tratar con estos virus mortales es inadecuada. Mutan rápidamente, y sin dar tiempo para crear ningún medicamento. Esperan encontrar un tratamiento contra el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)-nivel 2 de la escala de peligrosidad vírica-pero los científicos reconocen la imposibilidad de hallar una cura para el resfriado común, del nivel  1. Por tanto, ¿qué  puede hacerse  para combatir los virus del nivel 4?

                           
                                           EN BUSCA DE UNA CURACIÓN

En el Centro de Microbiología e Investigación Aplicada de Wiltshire (Gran Bretaña), el doctor Graham Lloyd, experto en ebola, dirige el equipo de "cowboys  de las enfermedades". Están  desarrollando un test  para la determinación temprana  del ebola.
Si la enfermedad puede diagnosticarse  en sus primeras etapas, será posible  aislar  rápidamente  a los afectados.
 Para tener éxito , un parásito  no debe destruir a su huésped. La extremada rapidez con que el ebola mata significa  que sus víctimas tienden a desaparecer  antes de que puedan desarrollar una epidemia. Ésta  es la razón de por qué el VIH  se ha esparcido por todo el mundo: los afectados  tardan mucho en morir y el virus tiene más tiempo para avanzar.

Otro punto a nuestro favor es que los científicos han vencido a un virus del nivel 4. El  virus de la viruela mató  a millones de personas antes de que fueses derrotado  por el desarrollo de una vacuna. Los científicos  esperan encontrar  vacunas  similares para el ébola  y sus parientes.

                             UN PROBLEMA CREADO POR EL HOMBRE

Irónicamente, la medicina  moderna puede ser responsable de la difusión de estas enfermedades. No hay certidumbre de que los virus  "emergentes" sean un fenómeno nuevo.  Es posible  que hayan permanecido ocultos durante millones de años, preparados para destruir antes de retirarse de nuevo a su entorno natural.

  El factor emergente es nuestra complacencia en esparcirlos. A medida  que aumenta la demanda de investigación, un creciente número  de monos  están sacando  "nuevas" enfermedades de la selva.  Buscando  remedios contra antiguas enfermedades, es posible  que quedemos  expuestos a otras nuevas.
 Hasta que se diagnosticó  el ebola  a los monos que murieron en Reston, nadie pensaba que el virus podía existir en el Sudeste  asiático. Los científicos  todavía se preguntan cómo llegó allí desde África.

                                                   DESASTRE INMINENTE

Sin embargo, el aspecto más inquietante de estos virus es su capacidad para mutar. El incidente de Reston demostró que si un virus de nivel 4 se convierte  en transmisible  por el aire, es casi imposible de controlarlo.
Afortunadamente, la cepa del ebola  de Reston mutó  a una forma inocua para el hombre. Pero ¿qué  sucedería  si el ebola Zaire, que mata a nueve de cada diez infectados, evolucionase a una cepa transmisible  por el aire? Si esto coincidiera con un aumento del período de incubación- con lo que el huésped tardaría  más en morir y tendría más tiempo para difundir el virus-, el indice de muertes sería enorme.

  -¿Y qué sucedería si unos terroristas  tuviesen acceso a estos virus? La secta de Shinriyku Aum, que liberó gas nervioso  en el metro de Tokio  en marzo de 1995, también estaba desarrollando armas biológicas. En el mismo mes Larry Harris, un biólogo de Aryan  Nations, un grupo  que defiende la supremacía de la raza blanca, fue arrestado por suministrar unas bacterias congeladas y deshidratadas que producen la peste bubónica.
 Las hipótesis sobre qué podría suceder  son tan variadas  como terroríficas, pero es más probable morir  debido a cualquier causa  que a un virus de cuarto nivel. La malaria, el sarampión, la meningitis y el cáncer- que también pueden tener un origen vírico- son asesinos  bastante más probables.

                                                    QUEDA POCO TIEMPO

Tuberculosis
En cualquier caso, no hay lugar para la auto-complacencia. En una conferencia dada en 1994, el nobel Joshua  Lederberg advirtió  sobre la amenaza  de los predadores microscópicos. " No estamos solos en la cima de la cadena alimenticia- dijo -. Hemos dejado de lado a los microbios, y éste es un tema que está volviendo para cazarnos."
Actualmente, los científicos  están en plena carrera contra el tiempo para encontrar remedios contra estos nuevos asesinos , precisamente porque las  "antiguas" enfermedades, como la tuberculosis y la malaria, se están haciendo resistentes a los antibióticos.      

 Estamos en la antesala de una crisis mundial de enfermedades infecciosas...Ningún país  puede ignorar esta amenaza. (Doctor Hiroshi Nakajima) director general de la OMS (Organización Mundial de la Salud).

¿Matar o Curar? En Mayo de 1995, el ebola apareció en Kilwit, Zaire. Nicole, una enfermera del hospital local sucumbió al virus. Los médicos  nigerianos deseaban aplicarle una transfusión sanguínea de uno de los pocos pacientes que se había recuperado de la enfermedad. Los médicos del CDC  pensaban en el peligro que habría  en la transfusión, por que la podría matar con casi toda seguridad.
 Nicole sobrevivió como lo hicieron siete de los otros ocho pacientes que recibieron  una transfusión. Sin embargo, los expertos del CDC dudan  en declarar esto como una cura, porque la sangre transferida no se había filtrado para otras enfermedades y las transfusiones no se efectuaban bajo condiciones de laboratorio.

sindrome_Stevens-Johnson,
estafilococo áurea

¿QUIÉN INFORMÓ? SOBRE LAS PRUEBAS EN SU DÍA... En 1996, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó qué en  1995 habían muerto 17 millones  de personas  por enfermedades infecciosas. Advertía  que es probable  que la situación aún empeorase.  Un problema muy importante es que algunas bacterias, una vez se han hecho resistentes a los antibióticos, contraatacan. La estafilococo áurea resistente a la meticilina (MRSA) es una de las m´sa letales de estas bacterias mutadas. Puede matar en dos días si se introduce en el flujo sanguíneo. En  1952, todas las cepas de MRSA (arriba) podían tratarse con penicilina. En 1980, sólo podían curarse menos del diez por ciento de los casos, Hoy, todas las cepas, excepto una, son resistentes a los medicamentos.                                    

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